Amy Winehouse tenia que morir
¡Amy Winehouse tenía que morir!
Aunque los lectores del presente artículo no lo crean y solo piensen que su titular es netamente marketero, pues déjenme decirle que no lo es. Y aunque suene muy susceptible decirlo, ¡Amy Winehouse tenía que morir!.
Psicológicamente se leería así:
Era una mujer muy exitosa para haber tenido la vida que llevaba. O cambiaba con psicoterapia humanista o tenía que morir. Realmente es lamentable que su inconsciente haya escogido la segunda opción.
En la psicología profunda, así como en la psicoterapia profunda, se trabaja con la estructura y no con la conducta. La estructura nos dice lo que hay realmente, a diferencia de la conducta, que solo es la expresión de algo.
Por ejemplo, si una persona se hecha demasiada colonia, y si lo analizamos desde el punto de vista de la conducta, sólo decimos, esta persona se ha “bañado en colonia”. En cambio, desde la estructura nos preguntamos, ¿qué ha llevado a esta persona a echarse semejante cantidad de colonia?.
Es en base a esa pregunta que podemos elaborar una serie de situaciones. Una por ejemplo; no se bañó y quiere disimular su olor corporal con el olor de la colonia. La otra puede ser que, en su casa solían echarse en cantidades abundantes la colonia, una tercera, quizás tiene un humor muy fuerte y desea que le dure hasta que regrese a casa y hasta una cuarta opción sería, quiere llamar la atención con el olor que desprende a cada paso.
Ahora, recordemos que era muy conocida en la farándula que, una famosa animadora de televisión que hoy anima un programa de baile con estrellas se echaba colonia en cantidades exorbitantes.
¿ Qué hay detrás de todo esto?
¿Qué tiene, qué cree o piensa, una persona que considera que su mejor amiga es la droga?, Acaso considera que, ella, la droga, la lleva a un lugar donde puede descansar, se aleja de todos, se siente en “paz” y lo mejor de todo quizás, no recuerde nada de nada después del “viaje”.
No es casual que las personas que consumen sustancias adictivas estén “surfeando” permanentemente en la ola de la muerte. Por supuesto que algunos detractores dirán que se necesita “adrenalina” para vivir y ponerle sazón a esta vida. A veces se disfrazan en conductas socialmente aceptadas como los deportes de aventura.
Pero volvamos a Amy. Entre las letras de sus canciones podemos encontrar:
“Te lo dije, yo soy problemática, tú sabes que no soy buena”, de su canción, You Know Im No Good. Otra de sus letras “Intentaron que fuera a rehabilitación, y dije no, no, no”.
“Sí, me he desmayado, pero cuando recobro el sentido, ni te enteras, ni te enteras, ni te enteras” de la canción Rehab.
Enumerar los títulos de sus canciones o mencionar las letras que ella disfrutaba cantando, sería quizás colocarla en el lugar que ella deseaba, es decir, hablar íntegramente de su personalidad que la dibujaban a de cuerpo entero. Por ello hay algo que sí es seguro en Amy y en personas como ella, que buscan y desean fervientemente que las ayuden y a las vez detestan que lo hagan. Sí, es toda una contradicción. Y este contexto, se asemeja mucho a la etapa del niño cuando quiere probar su poder y dice: no quiero el helado, por ejemplo, y en el fondo lo desea con ansias y mientras más dice no, más se desespera y sus padres no saben qué hacer y al final terminan en conflicto.
A veces las personas como Amy se comportan así en muchas cosas, como si fueran un niño entre el año y medio y los tres años.
Justo en esta época es que los niños son absolutamente receptivos y aunque no lo expresan, sí lo sienten y lo viven. A esa edad el niño o niña ya sabe que es problemático y sabe que no es bueno/a, o sabe que tienen que corregirlo o se desespera por existir y lamentablemente haga lo que haga, igual le da al papá o mamá.
Una persona así o modifica sustancialmente lo que ha aprendido de ese estilo de vida o simplemente (aunque suene fuerte decirlo) tiene que morir.
Psic. Alejandro Vélez Arana Analista Transaccional Certificado Director de 'Xinergia'
Aunque los lectores del presente artículo no lo crean y solo piensen que su titular es netamente marketero, pues déjenme decirle que no lo es. Y aunque suene muy susceptible decirlo, ¡Amy Winehouse tenía que morir!.
Psicológicamente se leería así:
Era una mujer muy exitosa para haber tenido la vida que llevaba. O cambiaba con psicoterapia humanista o tenía que morir. Realmente es lamentable que su inconsciente haya escogido la segunda opción.
En la psicología profunda, así como en la psicoterapia profunda, se trabaja con la estructura y no con la conducta. La estructura nos dice lo que hay realmente, a diferencia de la conducta, que solo es la expresión de algo.
Por ejemplo, si una persona se hecha demasiada colonia, y si lo analizamos desde el punto de vista de la conducta, sólo decimos, esta persona se ha “bañado en colonia”. En cambio, desde la estructura nos preguntamos, ¿qué ha llevado a esta persona a echarse semejante cantidad de colonia?.
Es en base a esa pregunta que podemos elaborar una serie de situaciones. Una por ejemplo; no se bañó y quiere disimular su olor corporal con el olor de la colonia. La otra puede ser que, en su casa solían echarse en cantidades abundantes la colonia, una tercera, quizás tiene un humor muy fuerte y desea que le dure hasta que regrese a casa y hasta una cuarta opción sería, quiere llamar la atención con el olor que desprende a cada paso.
Ahora, recordemos que era muy conocida en la farándula que, una famosa animadora de televisión que hoy anima un programa de baile con estrellas se echaba colonia en cantidades exorbitantes.
¿ Qué hay detrás de todo esto?
¿Qué tiene, qué cree o piensa, una persona que considera que su mejor amiga es la droga?, Acaso considera que, ella, la droga, la lleva a un lugar donde puede descansar, se aleja de todos, se siente en “paz” y lo mejor de todo quizás, no recuerde nada de nada después del “viaje”.
No es casual que las personas que consumen sustancias adictivas estén “surfeando” permanentemente en la ola de la muerte. Por supuesto que algunos detractores dirán que se necesita “adrenalina” para vivir y ponerle sazón a esta vida. A veces se disfrazan en conductas socialmente aceptadas como los deportes de aventura.
Pero volvamos a Amy. Entre las letras de sus canciones podemos encontrar:
“Te lo dije, yo soy problemática, tú sabes que no soy buena”, de su canción, You Know Im No Good. Otra de sus letras “Intentaron que fuera a rehabilitación, y dije no, no, no”.
“Sí, me he desmayado, pero cuando recobro el sentido, ni te enteras, ni te enteras, ni te enteras” de la canción Rehab.
Enumerar los títulos de sus canciones o mencionar las letras que ella disfrutaba cantando, sería quizás colocarla en el lugar que ella deseaba, es decir, hablar íntegramente de su personalidad que la dibujaban a de cuerpo entero. Por ello hay algo que sí es seguro en Amy y en personas como ella, que buscan y desean fervientemente que las ayuden y a las vez detestan que lo hagan. Sí, es toda una contradicción. Y este contexto, se asemeja mucho a la etapa del niño cuando quiere probar su poder y dice: no quiero el helado, por ejemplo, y en el fondo lo desea con ansias y mientras más dice no, más se desespera y sus padres no saben qué hacer y al final terminan en conflicto.
A veces las personas como Amy se comportan así en muchas cosas, como si fueran un niño entre el año y medio y los tres años.
Justo en esta época es que los niños son absolutamente receptivos y aunque no lo expresan, sí lo sienten y lo viven. A esa edad el niño o niña ya sabe que es problemático y sabe que no es bueno/a, o sabe que tienen que corregirlo o se desespera por existir y lamentablemente haga lo que haga, igual le da al papá o mamá.
Una persona así o modifica sustancialmente lo que ha aprendido de ese estilo de vida o simplemente (aunque suene fuerte decirlo) tiene que morir.
Psic. Alejandro Vélez Arana Analista Transaccional Certificado Director de 'Xinergia'